Elefantes africanos. Grandes herbívoros salvajes

Elefantes africanos
Foto de elefantes africanos

Los elefantes comparten con los leones la imagen de un continente: África. Este inmenso paquidermo, que está en el límite mismo del peso admisible para un animal terrestre, es, sin embargo, un individuo apacible, prácticamente sin enemigos naturales, que pasta tranquilamente por las selvas y sabanas de África central. Dotado de una gran inteligencia y con una estructura social muy desarrollada tienen una vida nómada en busca de agua y buenos pastos.

La comentada amabilidad del elefante queda bruscamente interrumpida cuando llega la época de celo, en la que las peleas entre los machos pueden ser muy violentas e incluso provocar la muerte de alguno de los contendientes.

Al cabo de un periodo de gestación de casi dos años, la hembra de elefante pare un solo cachorro que ya al nacer tiene un peso de setenta u ochenta kilos y que se integrará en el grupo familiar formado por su madre y crías de diferentes camadas que, a su vez, forman parte de un rebaño siempre dirigido por una vieja hembra en una perfecta organización matriarcal. Después de doce o catorce años las hembras ya están en disposición de criar, lo que harán cada cuatro o cinco años prácticamente hasta su muerte.

Expulsados durante años de sus territorios y masacrados por los cazadores deportivos, hoy en día los elefantes se enfrentan a la paradoja de la superpoblación en los espacios naturales protegidos, donde la masa vegetal es incapaz de nutrir a los grupos cada vez más grandes de elefantes que los pueblan. Una vez más, la intervención del hombre en una naturaleza que no termina de comprender ha puesto en peligro a una especie que gozaba de una cómoda existencia.

El elefante africano es sumamente adaptable, habitando desde llanuras a zonas montañosas. Cambia hasta tres veces su dentadura para evitar el desgaste producido por la masticación. La planta de sus patas se dilata al apoyarse en el suelo.


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