Abetos: el abetal. Bosques y selvas

Abetos: el abetal
Bosque perenne de abetos

El abeto suele formar bosques acompañado de pino rojo o haya, pero en ocasiones se encuentran extensiones de abetales puros. Este famoso árbol, conocido por la tradición navideña en Estados Unidos y por encontrarse en numerosos camposantos, suele medir entre 40 y 45 metros y posee una característica forma de cono.

El abetal es un bosque con una ramificación densa, lo que provoca que al suelo no llegue excesiva luz. Suele darse en zonas con lluvias medias en la época estival y con temperaturas frescas, entre menos tres grados centígrados y veinte grados.

Los abetos se dan en abundancia en Italia, la zona de los Balcanes y en la Península Ibérica, con una importante densidad en los Pirineos leridanos. Los antiguos abetales fueron empujados hacia las costas del sur de Europa por las diversas glaciaciones.

De hoja perenne, el abeto es un árbol curioso por varios motivos, por ejemplo, no germina si no es a la sombra de otros árboles. Soporta muy bien el encharcamiento y acidifica el suelo, y como ya hemos dicho, es habitual en un gran número de cementerios del mundo.

Precisamente por la acidificación antes comentada, solo crecen pinos y hayas junto a los abetos, además de musgos abundantes cubriendo el suelo. Los abetales son bosques bastante sensibles a las condiciones del entorno, por lo que su extensión total es pequeña y muy concentrada geográficamente.


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