El Castor
El Castor, constructor de presas y diques

Si el castor es conocido por algo es, sin duda, por su increíble capacidad para la construcción, bien sea de madrigueras o de diques para la conducción del agua. Estos tienen como fin mantener estable el nivel de agua embalsada, con lo que las entradas a sus madrigueras permanecen siempre sumergidas y, por lo tanto, a salvo de predadores.

Los diques son permanentemente reparados y reforzados, puesto que una rotura repentina haría descender rápidamente el nivel del agua poniendo en peligro a las madrigueras y sus ocupantes.

El castor es un animal de hábitos nocturnos, aunque en algunas regiones apartadas también se le puede ver trabajar de día. Viven en grupos familiares formados por los padres y las crías de varios años que permanecen junto a sus padres hasta que alcanzan la madurez y abandonan el grupo generalmente solas.

Los castores son muy estrictos en la protección de sus parcelas, en las que marcan continuamente los límites con una sustancia olorosa que segregan ellos mismos. Ante la invasión de otro ejemplar responden con inusitada violencia, infringiéndose en ocasiones profundas heridas que dejan maltrechos a alguno de los contendientes.

La duración de la gestación es de unos cuatro meses y los partos se componen de dos hasta cinco crías que, como ya hemos dicho antes, permanecen junto a sus padres y hermanos hasta que alcanzan su madurez.

Es longevo, puede vivir 20 años, y monógamo. La hembra de castor suele parir una sola vez al año, y las crías, en número de dos a cuatro por camada, nacen en primavera y permanecen con sus padres durante un año.


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