La costa atlántica de Marruecos es mucho más diversa y bulliciosa que la mediterránea. Desde Tánger, en el norte, hasta Dajhla, en el extremo sur del Sáhara Occidental, se desarrolla un recorrido por distintos climas, ciudades y pueblos de todo tipo. La variedad de entornos naturales, desde el Atlas hasta el desierto, influye en la extraordinaria diversidad de la flora y la fauna.
Entre las poblaciones más destacables encontramos ciudades como Tánger y Casablanca, de un cosmopolitismo plenamente europeo o Agadir, tranquila y hermosa. También hallamos pueblos de una belleza extraordinaria, como Asilah o Diabat.
Toda la costa atlántica de Marruecos es ideal para practicar el surf, por estar situada a mar abierto y en zonas donde las corrientes marinas y los vientos de la montaña y el desierto crean grandes olas.
En la mitad norte de la costa atlántica marroquí, la actividad cultural es abundante y enormemente dinámica. El turismo hace de motor para desarrollar una zona en pleno auge tanto económico como social. Sin embargo, la mitad sur es más pobre que la media de Marruecos, y los conflictos políticos que la azotan suponen un gran lastre.
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