Cámaras sumergibles

Hay decenas de razones por las que comprarse una cámara subacuática. Descubre cuáles son las principales.

Las cámaras subacuáticas o sumergibles son cámaras que, como su nombre indica, son capaces de funcionar, sin estropear sus mecanismos, debajo del agua.

Fotografía subacuática

Para ello tienen que ser cámaras fotográficas herméticas dotadas de una estructura fuerte para soportar la presión del agua. Esta estructura es, por lo general en fotografía analógica, una caja de policarbonato que tiene un cierre estanco que resiste el peso del agua y que no permite la entrada de ésta al interior del cuerpo de la cámara.

Cámara sumergible

Las cámaras subacuáticas no sólo permiten su uso debajo del agua sino que, por lo general, son mucho más resistentes a los golpes y al polvo que el resto de cámaras. Por esto, son ideales para su uso durante la práctica de deportes o en lugares con condiciones climáticas adversas.

La profundidad máxima a la que son sumergibles estas cámaras varía en función de la marca, el modelo y el tipo de compartimento estanco del que dispongan, variando desde los 2 metros hasta los 50 en los equipos no profesionales.

Foto debajo del agua

La mayoría de ellas se encuentran provistas de un visor réflex y la distancia focal de sus objetivos tiene que ser, necesariamente más corta ya que la refracción del agua hace que los objetos se vean más grandes y las distancias parezcan más cortas.

Primeras cámaras subacuáticas

Louis Boután es el considerado padre de la fotografía subacuática. Empezó sus experimentos a finales del siglo XIX, aunque otros habían realizado pruebas con anterioridad. No fue hasta 1957 cuando el belga Jean de Wouters inventa la cámara Calypso Phot. Ésta fue la primera cámara de 35 mm completamente impermeable y el marino Jacques Cousteau la hizo popular al utilizarla en sus trabajos.

Calypso Phot

Una de sus principales características es que era considerada una cámara anfibia ya que era capaz de funcionar igualmente tanto debajo del agua como al aire. Tenía lentes intercambiables y podía trabajar hasta 60 metros por debajo del nivel del mar.

Finalmente, la marca Nikon cogió su patente y fue la encargada de su producción desde 1963 cambiándole el nombre al de Nikonos


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