Cámara Leica 1929

Conozcamos la primera cámara compacta de la historia y cómo su evolución hizo que se convirtiera en la favorita de los grandes fotógrafos del siglo XX.

La cámara Leica I es considerada como la primera cámara fotográfica compacta para películas de formato de 35 mm.

Leica, prototipo 1913

El primer modelo de uso privado lo fabricó Oscar Barnack en 1913. Para probar su nueva cámara usó película cinematográfica estándar, es decir, de 35 mm. Barnack adaptó el formato cinematográfico y eligió una relación de aspecto para esa primera cámara compacta de 2:3.

Una de las ventajas de utilizar película cinematográfica era que ésta tenía unas perforaciones laterales que permitían enrollar la película en un carrete y sacar muchas más fotos que las antiguas cámaras con placas. En los primeros prototipos usó carretes de entre 36 y 40 fotogramas.

Foto de Oscar Barnack

En realidad, estas cámaras surgieron como una manera de probar las lentes que se inventaban en la óptica de Ernest Leitz, para el cual trabajaba Barnack. De hecho, el nombre Leica toma las dos primeras sílabas de las palabras Leitz Camera.

En 1925 la Leica fue presentada en una feria especializada en Alemania y fue un éxito rotundo debido no sólo a su fiabilidad sino también a su tamaño y peso.

Esta primera cámara compacta disponía de una óptica fija y de un obturador de cortinilla sobre el plano focal que tenía un rango de velocidades de 1/20 a 1/500.

Leica de 1923 y 1929

Debido a su rapidez de acción y manejabilidad, la cámara Leica fue considerada una verdadera referencia y un símbolo de adaptación a todas las exigencias dentro del mundo fotográfico.

Sus continuas mejoras, como la posibilidad de intercambiarle los objetivos con otro modelo de Leica I aparecido en 1930, o la montura de bayoneta, presentada en 1954 en su modelo M3, hicieron de la marca Leica una de las preferidas por los grandes fotógrafos del siglo XX.

La niña del Napalm

Reporteros y fotógrafos de prensa la dieron a conocer a nivel mundial ya que su facilidad de uso, y su manejabilidad hacían de la Leica una cámara todoterreno con una altísima calidad de imagen. Su tamaño la hacía muy discreta, cosa que favoreció su uso en situaciones conflictivas.

Fotógrafos como Sebastião Salgado, Cartier-Bresson o Robert Capa hicieron de la Leica uno de sus sellos de identidad y muchas de las fotografías que han pasado a la historia se han disparado con estas cámaras.


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